Por Ana Victoria J.P. | 29 de abril de 2025
Lo que para millones de fanáticos representa uno de los sellos visuales más emocionantes de la Fórmula 1 moderna —la lluvia de chispas que emana de los monoplazas cuando rozan el asfalto—, se ha convertido en una creciente preocupación para la seguridad de los Grandes Premios: esas chispas están provocando incendios en los bordes de los circuitos.
El fenómeno, acentuado en carreras nocturnas como las de Bahréin, Singapur o Las Vegas, se origina cuando los coches tocan fondo, es decir, cuando la parte baja del monoplaza entra en contacto con el pavimento debido a la combinación de carga aerodinámica y baja altura de manejo. Para proteger esa zona del auto, la FIA exige el uso del “plank”: una plancha de Jabroc (madera de haya reforzada con resina) en la que se montan bloques de titanio. Estos elementos, al raspar el suelo, generan las famosas chispas.

De postal brillante a riesgo real
Aunque su función es técnica —impedir daños estructurales y controlar el cumplimiento del reglamento—, las chispas están encendiendo literalmente las alarmas. El primer indicio serio surgió en el Gran Premio de China de 2024, cuando se reportaron incendios en márgenes de pista cubiertos de vegetación seca. Lo que parecía un caso aislado se repitió con mayor intensidad en Japón este año.
Durante las prácticas libres del GP de Japón, se registraron múltiples focos de fuego. Las sesiones fueron detenidas en al menos tres ocasiones, y el accidente del piloto Jack Doohan elevó el nivel de alerta. Aunque una tormenta nocturna previa al domingo alivió la situación, la FIA reconoció que, de no haber llovido, la carrera pudo haber sido interrumpida seriamente o incluso suspendida por razones de seguridad.
¿Adiós al titanio?
El 24 de abril, la Comisión de Fórmula 1 discutió posibles soluciones. Entre las principales propuestas está la sustitución del titanio por una aleación de acero en los bloques de deslizamiento. Esta alternativa reduciría la intensidad y temperatura de las chispas, disminuyendo el riesgo de ignición.
Pero el cambio no es trivial: el titanio es más ligero, más resistente y clave para el rendimiento aerodinámico. Su reemplazo podría afectar el diseño de los autos y, según algunos equipos, incluso el espectáculo visual que distingue a la categoría reina del automovilismo.
A la par, se evalúa la aplicación de tratamientos en los márgenes de pista: eliminar vegetación inflamable, utilizar retardantes de fuego o reforzar zonas con materiales menos propensos a arder.
El equilibrio entre espectáculo y seguridad
El debate está abierto: ¿se debe priorizar la estética y tradición de la Fórmula 1, o dar un paso firme hacia la seguridad total? Mientras la FIA analiza los cambios para 2026, los organizadores de circuitos deberán redoblar esfuerzos en prevención, especialmente en países con climas secos o altas temperaturas.
Por ahora, la Fórmula 1 sigue encendiendo pasiones… y, lamentablemente, también fuego real.
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